“¿No te ha pasado alguna vez que al compartir con otras personas te has sentido más aliviada, más descargada, mejor?”.
Además de que el hecho de compartir y liberar esa carga interna puede influir en esa mejoría, también existe una función fundamental en nuestro organismo: las neuronas espejo.
Son un tipo de neuronas que se activan en contacto con las otras personas. A través de las demás personas puedes aprender, empatizar, contactar con otras energías que percibes e integrarlas en tí.
Así, si por ejemplo observo a alguien que está llorando, se crea una reproducción interna de este movimiento, y estas señales se envían al sistema límbico, que se encarga de conectar con esa emoción. Por lo que si observas a alguien con esa emoción, es habitual que se despierte en tí algo similar y te conecte con tu propia emocionalidad. Por ello, el contacto con otras personas junto con la función de las neuronas espejo, te facilita percibir diferentes estímulos a los habituales, te ayuda a mejorar tu capacidad motora, tu lenguaje, activa tu aprendizaje y mejora tus relaciones interpersonales.
¿Ok, y qué tiene que ver con la relación con el cuerpo?
Precisamente, el poder compartir espacios con personas que están en una situación similar a la tuya, que viven de cerca las inseguridades con el cuerpo como tú, lejos de retroalimentar, empodera y alivia.
Las neuronas espejo, validan las emociones que vives, te permiten vivir de manera más calmada una situación que lejos de ser poco habitual, es natural y además hay muchas personas que están en tu situación. Y ya solo el hecho de validar tus emociones y permitirte vivirlas con naturalidad hace que el camino a la aceptación esté más cerca.
El camino para aceptar tu cuerpo requiere de un previo: aceptar que no te gusta tu cuerpo. Aceptar que estás en ese camino y que por ahora harás todo lo que puedas para amarlo.
Además, si en ese compartir con otras personas hay propuestas nutritivas para vivir tu cuerpo de otra manera, ya solo el hecho de vivirlo en comunidad y compartiendo genera una integración mayor de esas pautas amorosas.
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Texto por Noemí Conde, cofundadora y psicoterapeuta especializada en TCA y autoestima corporal en Desnúdate