En muchas ocasiones hemos escuchado la frase de: “Yo es que en verano me permito ciertas “licencias” porque claro, ya llevo todo el año sacrificándome y ahora es mi momento” ¿Te suena?
Esas “licencias” pueden ser, en la comida, en el deporte, en la bebida, en el consumo de ciertas sustancias…
Podemos pasar de dietas restrictivas a semanas de atracones o comida compulsiva. De deporte excesivo a semanas de no poder moverme de la cama. De no salir de casa a estar todo el día de fiesta y saliendo. O de beber zumos verdes y bebidas detox a semanas de alcohol cada día.
Muchas personas pueden entender el verano como una época en la que de golpe se permite todo. Es un concepto que está muy extendido. Como que ahora es mi momento y cuando vuelva sigo en mi rutina diaria. Si te identificas con este tipo de rutinas, ya sea durante el verano o en épocas concretas, lo que nosotras te preguntaríamos es:
¿Esa rutina es restrictiva? ¿Esas “licencias” contienen excesos?

Algo muy común, sobre todo en carácteres que tienden a la compulsión es el ir del todo al nada. Al final se trata de transitar polaridades o extremos en los que puede que no haya un equilibrio ni en un lado ni en el otro.
Para poder descubrir si lo que transitas son extremos puedes contestar a las siguientes preguntas:
¿Te sientan bien los dos extremos?
¿Cada polaridad atiende a un curso natural de tu organismo? ¿Respetan los ritmos naturales de tu organismo? (si no soy consciente de mis ritmos también puedo preguntarme si respetan los ritmos que me imagino que deberían seguir)
¿Son rutinas sostenibles a largo plazo?
Incluso puede que durante las vacaciones reproduzcas dinámicas que ya pueden estar consolidadas en el día a día. Puede que durante esas semanas se genere una versión extendida de una de las polaridades ya transitadas.
Si hasta aquí no te suena nada lo que te explicamos, también puede pasar todo lo contrario. Que la rutina sea tan estricta y tan rígida que las vacaciones se conviertan en un suplicio y no te permitan darte espacios de flexibilidad, puesto que si las rutinas de comidas y deporte son muy estrictas, el irte de vacaciones y flexibilizarlo puede generar una alteración interna muy grande.
Tanto si vas de un extremo a otro como si te quedas anclada en la restricción o el descontrol, es importante lo puedas revisar.
Te detallamos algunas de las posibilidades en las que te puedes encontrar en tus conductas con tu cuerpo y con la comida:
- Transito polaridades, hay días que estoy muy estricta y otros que en los que siento que no puedo controlar nada y hay mucho caos en mis rutinas.
- Estoy a menudo en una rutina muy pautada y muy controlada. Me cuesta mucho flexibilizar.
- Me cuesta tener una rutina y unas pautas. Mi relación conmigo misma y con mis rutinas diarias es altamente caótica y descontrolada. Me cuesta mucho mantener una rutina o incluso me resulta imposible.

Dependiendo de cómo te encuentres vivirás las vacaciones de una manera u otra evidentemente. En el primer caso puede que estés alargando uno de los extremos o polaridades y puede que sea el más caótico. En el segundo caso puede que las vacaciones sean un suplicio puesto que supone salirse mucho de algo ya muy pautado y controlado. Finalmente, si te sientes más identificada con el caso 3 puede que sea un permitirme algo que ya estaba instaurado pero puede que aparezca menos presión y culpa cuando lo haces.
El camino para cada una es diferente pero en todo caso habla mucho de ti y de tu historia de vida, de cómo te han criado, de qué has aprendido o te han enseñado y que es aquello que tu organismo ha entendido o cómo has respondido a esa educación.
A veces puede ser intentando cumplir con aquello que esperaban de mí o todo lo contrario, revelarme ante algo opresivo.
Si estas rutinas te producen dolor y no sabes como salir de ellas, puede que el acompañamiento individual te pueda ayudar a transitar e ir hacia aquel camino que aún no he aprendido o no he sabido interiorizar.
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Artículo por Noemí Conde, psicóloga y cofundadora en Desnúdate